Contaminación
urbana
En las ciudades, la contaminación se
produce por la emisión de gases tóxicos,
por la gran producción de basura doméstica e
industrial, por las aguas servidas,
entre otras variables. Todos estos contaminantes afectan a la atmósfera, al
suelo y al agua.
La contaminación ambiental o solución se
define como la presencia en el aire de materias extrañas y dañinas o al aumento
de sus concentraciones. Estas son emitidas en forma de gases o, bien, como
minúsculas partículas sólidas.
Todas estas materias difieren apreciable mente en la reacción y
el tiempo de su presencia activa en la atmósfera, motivo por el cual su
incidencia sobre la salud del ser humano y los ecosistemas es muy variada.
El smog foto químico es
un fenómeno común en varias ciudades del mundo y está compuesto por gases
dañinos como el ozono troposférico o los dióxidos de azufre. Estos se originan
luego de que los óxidos de nitrógeno que están en el aire se ponen en contacto
con los rayos solares. Los óxidos de nitrógeno -que en la atmósfera se
presentan como una densa capa similar a la niebla- son sustancias emanadas por
los vehículos, las industrias y en menor medida los sistemas de calefacción,
todos los cuales necesitan de petróleo y sus derivados (como la bencina y la
parafina) para funcionar.
Otro contaminante del aire es el
polvo en suspensión que consiste en pequeñas partículas de polvo o arena que se
levantan desde el suelo cuando se barre, por las corrientes de aire, las
vibraciones, las pequeñas explosiones o el fuego. Este fenómeno se da,
especialmente, en invierno y se puede prevenir regando antes de barrer,
evitando cortar árboles, ya que estos captan el polvo en suspensión, y no
quemando basura.
Los residuos o basuras domésticas (plásticos, cartones, papel,
restos de comida, envases de vidrio y de metal) no solo ensucian la ciudad por
sí solas al estar acumuladas y porque muchos de sus componente no son
biodegradables (tardan muchos años en descomponerse), sino porque afectan
también de manera importante al aire.
También, estudios realizados señalan que los vertederos son
fuentes de proliferación de microorganismos, ya que la basura, al encontrarse
muy cubierta, apenas se descompone.
·
Aguas contaminadas
El agua que se bebe y ocupa en las ciudades debe estar limpia y
sin ningún tipo de residuos tóxicos, pero algunas veces se infiltran en las
capas subterráneas productos químicos, residuos urbanos, agrícolas e
industriales que terminan por contaminarla. Por ello, hoy se está purificando
en las llamadas plantas de tratamiento. En ellas se realizan varios procesos
que se agrupan en tres fases:
Tratamiento
primario: incluye la eliminación de
arenillas, la filtración, el molido, la floración (proceso químico que
facilita la decantación del agua) y la sedimentación.
Tratamiento
secundario: implica la oxidación de la materia
orgánica disuelta por medio de lodo activado con bacterias, el cual luego es
filtrado.
Tratamiento
terciario: a través de procesos biológicos
avanzados para la eliminación de nitrógeno y métodos físicos y químicos, como
la filtración granular y la absorción por carbono activado, el agua queda
finalmente purificada.
Contaminación del campo
Las actividades humanas en el campo tienen un gran impacto en la
naturaleza, ya que pueden causar daño a los ecosistemas y su biodiversidad.
En esta zona, lo más frecuente es la
contaminación por los siguientes agentes:
·
Pesticidas o plaguicidas: estas son sustancias químicas que se utilizan para matar o
repeler la acción de pestes o plagas (insectos, arácnidos, etc.), pero que
debido a su permanencia en el suelo (varios años, incluso) pueden resultar
nocivas, porque afectan su composición natural. Además, estos químicos pueden
matar a otros organismos, deteriorando algunas cadenas alimentarias o,
simplemente, acabando con dichas especies.
·
Herbicidas: son productos químicos que se usan para matar malas hierbas o
plantas indeseables en terrenos cultivados. Estas tienen un efecto similar a
los pesticidas, porque afectan el suelo, pero en este caso pueden dañar a otras
especies. Por ello se deben ocupar en dosis adecuadas y tapando el resto de las
plantas.
·
Fertilizantes químicos: las plantas elaboran parte de su alimento extrayendo agua del
suelo y oxígeno, hidrógeno y carbono del aire, pero para completar su
alimentación necesitan de nutrientes. Los fertilizantes químicos (artificiales)
potencian dichos nutrientes o agregan otros de manera tal que las especies
vegetales de las tierras cultivadas se desarrollen de manera óptima. Sin
embargo, el uso excesivo puede afectar el suelo, el agua y a otras plantas.
·
Deforestación: la reducción del bosque causada por la tala indiscriminada o
quema excesiva para conseguir terrenos para el cultivo agrícola trae consigo un
aumento en los niveles de CO2 en la atmósfera, ya que los árboles guardan en
sus fibras dicho compuesto, y cuando se cortan, este gas se libera hacia el
exterior, contribuyendo a incrementar el efecto invernadero. Además, si los
árboles o arbustos son quemados se liberan cantidades extra de CO2 al aire.
·
Desertificación: es la degradación continua de las tierras secas producto de
las actividades del hombre (sobre pastoreo, cultivo agrícola, deforestación,
etc.) y las variaciones climáticas (avance de los desiertos en épocas de
sequías y su retroceso en periodos de abundantes precipitaciones). Una de sus
consecuencias es el aumento de la sedimentación de los ríos y lagos.
·
Erosión: el viento y el agua arrastran el suelo fértil hacia otros
lugares distintos de su origen, afectando a esos otros ecosistemas que reciben
este material ajeno. Así, por ejemplo, los sedimentos empujados al mar se
depositan como residuos y cambian la composición del fondo marino, sepultando
vegetación y tapando cuevas.
Cabe destacar que la erosión de los
suelos se acelera por la destrucción de la capa superficial del suelo, producto
de malas técnicas de cultivo, el sobre pastoreo y la quema de vegetación o tala
del bosque.
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Jaquez_10@hotmail.com
Rosa A. Borjas Jáquez
su información esta muy completa
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